Publicado originalmente en La Coctelera el 11-noviembre-2008
Considero que el establecimiento de Consejos de las Artes en España es oportuno para dar un empuje cualitativo a las políticas de apoyo a la creación artística y su difusión como tal entre los ciudadanos (y no como mero entretenimiento). Quizás en otro momento histórico no fue necesario pero ahora mismo es ineludible, aunque el proceso en Cataluña está siendo todo un calvario de ilusiones desatendidas.
Las fuerzas que se oponen a la implantación de los Consejos de las Artes son muy fuertes. Por un lado están algunos políticos y funcionarios que no quieren ver reducida su cuota de poder y, por el otro, personas bienintencionadas que ciegamente confían en que el modelo actual de gestión pública de la cultura es el único que beneficia a la mayoría de la población. Después de 30 años de políticas culturales, la gestión pública ha ido desvirtuándose y la injerencia de la lucha política en las artes está haciendo desvanecer la razón misma de ser del artista.
Pienso que, en los países donde los Consejos de las Artes están implantados, la entente entre la administración pública, la clase política y los sectores artístico es mucho más fuerte que donde no lo está. En ellos, la colaboración se basa en el interés por alcanzar objetivos de bien común. En España, desgraciadamente, se llega al entendimiento a partir del interés personal y el clientelismo. Una verdadera lástima.
El proceso de implantar el Consejo de las Artes en Cataluña comenzó sin apenas información de los principios que los sustentaban. La independencia de los consejeros, su vinculación a título individual, la estructura de jurados o paneles de expertos de los sectores culturales, y un largo etcétera, chocaron con las formas y criterios de actuar de una sociedad jerarquizada y colectivista como la nuestra. De otro modo, los valores de los Consejos de las Artes se basan en la ética individual y el compromiso personal y de la sociedad civil por luchar por el bien común. La falta de información provocó situaciones críticas de ruptura del diálogo realmente dolorosas y que tardarán mucho tiempo en volver a restablecerse.
Mi tarea en todo este proceso ha sido asesorar tanto al “Departament de Cultura de la Generalitat de Catalunya” como a las asociaciones de artistas y profesionales de la cultura encuadrados en la “Plataforma pel Consell de les Arts”. En este proceso realicé toda una serie de informes sobre diferentes Consejos de las Artes del mundo, los cuales han contribuido a mejorar la información que tanto el “Govern” y el “Parlament de Catalunya”, como los profesionales de la cultura han utilizado como base para llegar al consenso en la nueva ley. Esta fue aprobada el 7 de mayo de este mismo año y, aunque todavía no está en vigor, somos muchos los que le deseamos una larga y fructífera vida por el bien de la comunidad artística. Los informes, en catalán y en inglés, pueden descargarse en la dirección http://www.escenaintbcn.org/Publicaciones.htm