¡ ENOJADOS ! la palabra que describe el estado emocional de miles de personas en el Estado español tiene unas causas profundamente enraizadas en el modelo de estado democrático con que nos hemos dotado desde la Transición. Multitudes de gente están saliendo a la calle estos días para reivindicar cambios en el sistema político y económico pero, en el sector de la cultura y de las artes ¿tenemos razones para estar enojados y pedir cambios del modelo? Por supuesto que sí.
Hay muchos temas que nos tienen que hacer reflexionar únicamente leyendo el manifiesto “Democracia Real YA”. Me gustaría citar unos cuantos del sector de la cultura que para mí se encuentran en la base del movimiento social del 15-M. Por supuesto, también hay proyectos que funcionan, organizaciones e instituciones modélicas y personas realmente comprometidas y coherentes pero, estos ya lo saben y no se van a dar por aludidos al leer este texto. Seguir leyendo El Sector de la Cultura y el Movimiento 15-M→
Los recortes de los presupuestos públicos de cultura están provocando la mayor parálisis de los sectores culturales desde los tiempos de la transición. La alta dependencia del dinero público de muchos proyectos culturales está ahogando los sectores más vitales que, desgraciadamente, actualmente tienen escasa posibilidad de obtener recursos propios fuera del manto del Estado.
En los momentos de la transición española, el consenso social y político alcanzado y recogido en la Constitución garantizó como responsabilidad de los poderes públicos la tutela y promoción del acceso a la cultura. Esta tutela se concretó en un modelo de financiación directa por parte de las instituciones públicas a semejanza del ya existente desde los años 50-60 en muchos países europeos como Francia, Holanda, Bélgica o Italia. Seguir leyendo Soluciones a la Crisis desde las Artes Escénicas (IV): La Financiación Privada de la Cultura→
La internacionalización de la cultura y, particularmente, de las artes escénicas es el nuevo gran reto que se le plantea a las políticas culturales en la segunda década del siglo XXI. Si en 30 años se ha podido construir todo un sistema de creación, producción y difusión escénica, se han articulado los sectores en asociaciones y circuitos, se han creado infraestructuras modernas y capaces para acometer los retos culturales planteados, ahora llega el momento de proyectar y compartir todo este capital al resto del mundo. Seguir leyendo Soluciones a la Crisis desde las Artes Escénicas (III): La Internacionalización de Artistas, Empresas y Obras→
Hace más de dos años publiqué en mi antiguo blog en “La Coctelera” el artículo “un New Deal cultural para superar la crisis”. En aquel tiempo era optimista y defendí que el sector público cogiera el toro por los cuernos para abordar la crisis que empezaba a asomar. Pedía que se hicieran las reformas e inversiones necesarias para que la crisis no impactase en el sector cultural y, además, que este fuera motor de un nuevo sistema económico y social. Las comparaciones en aquel momento eran obvias con el “New Deal de la cultura” de Franklin Roosevelt para salir de la crisis del 29 en Estados Unidos.
Desgraciadamente está sucediendo todo lo contrario y, de apostar por un aumento de la inversión pública, se ha pasado a toda una serie de recortes generalizados en todas las administraciones públicas que, simplemente, están provocando la muerte del sector cultural. Y esto pasa en toda Europa, con el Reino Unido y Holanda a la cabeza. Los recortes de presupuestos públicos al sector cultural están provocando un empobrecimiento de las estructuras culturales y la desaparición de un tejido, el más débil (aunque probablemente el más creativo y necesario) que ha costado mucho tiempo en crear y que no se va a recuperar en muchos años. Seguir leyendo El Sector Cultural Agoniza→
La gestión de la cultura, o mejor dicho, la gestión de las artes, tiene aspectos semejantes a otros sectores mercantiles o industriales. Así, se hace totalmente necesario aplicar a la cultura las técnicas de gestión desarrollados en estos sectores. Sin duda una mayor profesionalización y eficiencia de gestión requiere conocer las mejores técnicas y utilizarlas en los casos más convenientes.
Por otro lado, los sectores culturales también mantienen muchas semejanzas con sectores ya no orientados a la producción y venta lucrativa de productos y servicios sino a hacer la vida de las personas, digamos, más felices. En este campo también hay un gran desarrollo de técnicas de gestión aplicadas a las organizaciones privadas sin ánimo de lucro cuyas misiones son el bien común y no la creación específica de riqueza. En el sector de la cultura de España, las organizaciones sin ánimo de lucro están poco desarrolladas, a diferencia de otros sectores como el de las ONGS o de otros países principalmente de cultura anglosajona. Seguir leyendo La Falsa Alternativa Entre Público y Privado en el Sector de la Cultura→
Esta semana se ha echado el cierre que le correspondía a uno de las actividades más agradecidas que he estado trabajando en los últimos cuatro años. Se trata de un proyecto de formación de la Red de Teatros Públicos de España llamado “Gestión de Espacios Escénicos Internacionales”. Después de tres años viajando en grupo por Europa para conocer los espacios escénicos y las políticas de gestión de sus responsables, el broche final ha sido una profunda evaluación de los miembros de la Red de Teatros sobre su actividad y su futuro. Esta se ha desarrollado durante dos días a partir de, y con la ayuda, de las experiencias de estos teatros y de sus responsables.
El modelo de trabajo utilizado en las jornadas “Encuentro Internacional: ¿Hacia Dónde va la Gestión de Espacios Escénicos Públicos?” no es nuevo, aunque en el sector de la cultura en España no es corriente su utilización. Se trataba de evaluar el funcionamiento de los teatros públicos de España a partir de contraponerlos con otros modelos y prácticas internacionales. En cierta manera, lo realizado es lo que se conoce como “evaluación por los pares o colegas internacionales” (international peer assessment o review”). En el programa del Encuentro se puede leer más sobre la metodología utilizada y los temas abordados, así como los colegas (peers) internacionales y nacionales invitados. Seguir leyendo Evaluación efectiva de proyectos y organizaciones culturales a partir de la confrontación con expertos internacionales. El caso de la Red de Teatros Públicos→
“Que 20 años no es nada …” dice la letra del tango y lo dice también Nacho Duato como despedida de su puesto de dirección de la Compañía Nacional de Teatro Clásico (CND). Esta percepción del escaso tiempo al frente de la dirección de la CND le ha provocado un estado de perenne enfado y de agravio ante lo que parece un, llamémosle, despido injustificado.
En realidad la salida de Duato de la CND no es más que la consecuencia del proceso que con toda legitimidad iniciaron colectivos de artistas (en este caso artistas visuales) para establecer “buenas prácticas” y “códigos éticos” en la gestión de los centros artísticos de titularidad públicos. Sin lugar a dudas Duato es un coreógrafo importante de un alto nivel artístico, su único problema es haberse mantenido en una situación de privilegio respecto a otros profesionales de la danza del mismo nivel que él durante 20 años.
Afortunadamente van normalizándose en España funcionamientos que hasta hace muy poco eran impensables en la gestión de las entidades culturales públicas. La presentación hace tres años del “Documento de Buenas Prácticas en Museos y Centros de Artes Contemporáneo” promovido por las Asociaciones de Artistas Visuales constituyo el inicio de un periodo de revisión de las políticas de contratación de la dirección de los centros y de aproximación a una gestión transparente de los mismos. No todas las administraciones públicas lo han ido adaptando, pero algunas sí, y el INAEM es uno de los casos.
Las buenas prácticas recomiendan lo más elemental y de puro sentido común en una gestión donde se quiera favorecer el mérito y la eficiencia por encima del acomodamiento o el clientelismo. Así, recomienda concursos públicos, abiertos y transparentes en base a proyectos artísticos y de gestión, para la dirección de los centros. También promueve órganos colegiados de gobierno en donde la administración titular no tenga que estar en mayoría y donde la presencia de la sociedad civil y de expertos del sector mantengan una proporción considerable.
La presentación del “Estatuto de la Compañía Nacional de Danza”, sin duda es un paso adelante hacía una gestión de la cultura abierta, democrática y con visión para obtener resultados artísticos de calado. En el se recogen puntos como “la selección del Director de la CND se llevará a cabo mediante un proceso abierto y transparente” o “los candidatos deberán presentar un proyecto artístico”. Además, la duración del contrato se fija en 5 años ampliables a 3 más. Juntamente al Estatuto ha aparecido también las “Bases para el Concurso de la Dirección Artística de la Compañía Nacional de Danza” lo que significa que el proceso ya ha empezado.
Sin duda sería un avance ver al frente de la CND por periodos de 5 años a coreógrafos y coreógrafas que llevan muchos tiempo luchando duro por hacerse un lugar en la danza, empresarios a su pesar y eternos sufridores de la solicitud de subvención anual, último y necesario recurso para mantener sus estructuras vivas un añito más.
Estos días hemos asistido en España a la primera revuelta en Internet contra el propósito del Ministerio de Cultura, con su ministra al frente, de mutilar los avances de la sociedad de la comunicación. La posición del Ministerio de Cultura ha sido de apoyo total a las industrias culturales aunque esto significara ir a contracorriente del propio desarrollo cultural.
Que un ministro de un estado del mundo occidental desarrollado defienda el papel de las industrias de la cultura, el ocio y el entretenimiento como vector de desarrollo económico no es extraño en sí mismo. Es la ley del capitalismo que confía en el consumo y en la mercantilización de la vida para que todo el mundo pueda vivir con un nivel de comodidad y consumo propio de las sociedades supuestamente avanzadas. Para conseguirlo, los gobiernos se han dotado de potentes instrumentos de planificación y desarrollo económico en forma de ministerios de Comercio, de Industria, de Turismo, etc. Todos orientados al desarrollo de las industrias que generan desarrollo económico.
Ya que existen todos estos instrumentos, ¿para que tener uno más para el desarrollo de la industria cultural? Si la política cultural española ha de ser mayoritariamente de apoyo a la industria cultural no sería mejor que estuviese en manos del Ministerio de Industria que lleva más años y experiencia en esto. Yo mismo cuando ejercía de Ingeniero trabajé muchos años de freelance para el Departamento de Industria de la Generalitat de Cataluña. Mis colegas, ingenieros, economistas, eran francamente buenos. Tenían una formación impecable, hablaban idiomas, asistían habitualmente a jornadas y congresos internacionales donde mostraban una gran curiosidad para proseguir una formación que nunca terminaban. Leían revistas especializadas de todo el mundo que les mantenían al corriente de los últimos desarrollos tecnológicos en la materia que les interesase. Con este panorama ¿por qué no dejarles a ellos también el desarrollo de las industrias de la cultura y el ocio?
La opción del Ministerio de Cultura “Industrial” sería echar el cierre y así ahorrar buenos dinerillos al erario público. Aunque, evidentemente, otra opción sería ocuparse realmente en hacer crecer la cultura y el arte y, además, hacerlos accesible a la mayoría de los ciudadanos. Para esto, ante todo, debería preocuparse del desarrollo de la creación, de manera que los artistas puedan desempeñar su trabajo en condiciones, buscando la calidad y la originalidad en sus propuestas. Además, hacer que esta creación llegue a la sociedad sin desvirtuarse ni banalizar el contenido en aras a una mayor facilidad de difusión. Fomentar la educación en las artes en una sociedad claramente deficitaria de ella y, de la misma manera, estimular la parte creativa que todos tenemos, compartiendo los contenidos, las obras, los hallazgos. En definitiva, dedicarse a la cultura del futuro en donde las redes sociales, la circulación del conocimiento y la participación sean libres y accesibles para todos.