Si algún beneficio para el mundo de la cultura aporta mi formación de ingeniero es esa obsesión mía por planificar. Es como si a los ingenieros nos formasen a base de casilleros entrelazados unos con otros y cada acción, proyecto o incluso idea, tuviera que ajustarse a uno de ellos y relacionarse con otros de la vecindad.
Estos días me estoy dedicando a poner en cajas, flechas y gráficos algunas de mis experiencias recientes en la internacionalización de las artes en vivo y los resultados no dejan de sorprenderme. Monitorizar proyectos a partir de la experiencia propia es un buen ejercicio para los que siempre hemos estado en la acción y con poco tiempo para reflexionar y obtener un rendimiento teórico. Sin duda la ayuda inestimable de técnicas gráficas permite ser más efectivo a la hora de moldear tus intenciones y no perderte en elucubraciones dispersas tan del gusto de los sectores culturales.
Tener un proceso de trabajo definido, con objetivos y estructurado en acciones estratégicas permite al técnico entender lo que está haciendo, seguir un camino previamente definido y perseguir una meta real y perfectamente identificada. En el caso de los procesos de internacionalización de la cultura que estoy actualmente conceptualizando, la planificación permite conocer mejor tú organización, puntos fuertes y debilidades, para abrirte al mundo sin temor, así como las acciones que debes llevar a término para que esta salida al mundo se realice en las mejores condiciones posibles y con garantía de éxito.
La planificación debe extenderse a todas las actividades de la empresa, organismo cultural e incluso al artista que trabaja en soledad. Hace un tiempo un colega, sabiendo mi obsesión planificadora, me pidió que le substituyeses en una clase de un máster de gestión cultural. La clase era sobre métodos gráficos para la planificación de proyectos culturales. La verdad es que me costó muy poco prepararla ya que mi maldita obsesión por planificar ha acumulado toda una extensa colección de gráficos de los proyectos en los que he estado vinculado. Así, pude enseñar hermosos ejemplos de planificación de proyectos aplicados, por ejemplo, al buque Naumon de la Fura dels Baus, a la Cabalgata de los Reyes Magos de Barcelona o a la organización del encuentro internacional IETM (International European Theatre Meeting) en Barcelona. Con esto, quiero decir, que todos, absolutamente todos los proyectos culturales puede y deben estar planificados usando métodos gráficos, y que es un buen ejercicio para todo gestor cultural dedicarle un buen tiempo al inicio de un nuevo proyecto.
Toni,
me n’alegro molt d’aquesta obsessió teva per planificar. Però estigues tranquil; només és obsessió si es mira des del punt de vista d’aquell que no creu en la planificació. De fet, una de les mancances clares del sector cultural -amb les degudes excepcions, que n’hi ha- és la necessitat d’ordenar el caos creatiu, per tal de ser més eficients en els seus projectes. A veure si, mica en mica, aconsegueixes fer forat!
Molts records.
Si Qico, d’això es tracta, de fer forat i anar millorant el nivell tècnic de la gestió de la cultura, és una necessitat urgent.
Salutacions.
Gràcies per escriure de forma clarivident el que molts entenem con intrísec de la gestió cultural, però que molts altres entenen com un luxe.
Seguirem gaudint amb la projecció de les idees…
Salut