En un mar de noticias negativas, parálisis de la administración pública de cultura, y por ende gran parte del sector cultural, me gustaría ver algún resquicio de esperanza en la política de cultura del nuevo gobierno del Partido Popular. De los temas que se han ido conociendo me llama la atención el anuncio de la reorientación de la política cultural exterior. Un tema crucial para que el sector cultural pueda volver a generar actividad y se modernice; asignatura pendiente de las políticas culturales en España y que ningún gobierno ha querido afrontar con valentía.
Antes que nada decir que la proyección exterior de la cultura que se realiza desde Madrid sirve de bien poco a los intereses de los creadores, compañías y empresas pequeñas y medianas de la industria cultural (que en algunas disciplinas son la totalidad de ellas). Esta, ejecutada en muchos casos por funcionarios o diplomáticos ajenos al sector, no ha llegado más allá que a cubrir los objetivos de la diplomacia exterior española o la defensa y desarrollo de un modelo de cultura basada en el patrimonio cultural histórico y la lengua. Pero para el desarrollo de la cultura y los sectores culturales que actualmente crean y producen en España está lejos de ser efectiva.
Esta última afirmación la podría argumentar a partir de los casos en que me he encontrado durante los muchos años que llevo trabajando a nivel internacional pero, el más reciente es suficientemente ilustrativo. Durante los meses de Noviembre y Diciembre pasados he estado en Londres estableciendo contactos con organizaciones artísticas del Reino Unido. Para que mi actividad fuera más efectiva se me ocurrió que las instituciones del estado español en Londres podrían echarme una mano. El resultado fue que la Embajada de España no respondió a ninguna de mis solicitudes de entrevista y el Instituto Cervantes de Londres, que si me recibió, se declaró totalmente inoperante para dar apoyo a los profesionales españoles que intentan desarrollar proyectos con el Reino Unido.
Una nueva política de proyección exterior del gobierno español deberá atender a muchos frentes pero, ante todo, deberá tener muy claro cuáles son sus objetivos y actuar de manera coherente con ellos. No se trata de definir buenas voluntades, sino que las tiene que llevar a cabo. En mi opinión uno de los objetivos principales deberá ser el apoyo a los sectores creativos españoles para facilitar el establecimiento de relaciones internacionales, proyectos de colaboración y movilidad de artistas, obras o productos. El Estado francés supo dar este paso en los 80 cuando la agencia para la proyección exterior en aquellos tiempos, el “AFAA”, dio un cambio histórico a sus prioridades orientándolas principalmente a la promoción de la cultura contemporánea francesa. Evidentemente, como Estado, no abandonó la promoción de la lengua y del patrimonio así como el uso de la cultura como instrumento de la diplomacia. Pero el cambio fue significativo y aportó resultados que los que trabajamos y, en cierta manera, competimos con los franceses en el exterior, conocemos de sobras.
Grandes cambios en las estructuras de las administraciones del Estado español en el exterior son totalmente necesarios. Ministerio de Cultura, Ministerio de Exteriores, Cervantes, AECID, Embajadas, Casas de España y un largo etc. de organismos deben reorientar sus objetivos, sus modos de operar y buscar nuevas vías para el servicio y la colaboración con los sectores culturales del interior. La elaboración de planes estratégicos para la acción exterior debe estar coordinada y consensuada con los sectores culturales buscando la armonización de los intereses públicos y de los sectores culturales. El modo de actuar en la proyección exterior de la cultura contemporánea lo he definido muchas veces en este blog pero básicamente se trata de establecer alianzas y colaboraciones internacionales en todos los ámbitos de actuación de los sectores culturales (educación, creación, producción, distribución, exhibición, etc).
Sin duda, en este difícil periodo que el sector cultural está padeciendo por causa de la crisis, salir al exterior ha de ser un potente bálsamo y debería ser una tarea de las instituciones acompañar el sector cultural en la búsqueda de nuevas vías de desarrollo fuera de las fronteras.
Querido Toni González:
te agradezco enormemente las consideraciones que aportas en este post. En los últimos meses he visto sistemáticamente denegadas mis solicitudes de ayuda, por parte del Ministerio de cultura, Asuntos Exteriores, Instituto Cervantes, AECID, Comunidad de Madrid, etc. para asistir a los estrenos de mis obras teatrales en Córdoba y en el Festival de Mar del Plata (Argentina), para realizar una residencia de creación artística en el Centro la Perla de Córdoba (Argentina), antiguo Centro de Tortura de la Dictadura y hoy sitio de la Memoria. Y aún estoy pendiente de saber si habrá alguna respuesta para nuevas solicitudes que tengo en curso. Todos estos actos me invitaban oficialmente cubriendo mi alojamiento y manutención, pero las instituciones españolas se negaron a pagarme un simple billete de avión. Es, de verdad, desolador ver cómo el trabajo de uno despierta interés más allá de nuestras fronteras y los proyectos se frustran o se quedan en el aire debido a la absoluta falta de colaboración de nuestros gestores, cuya misión se supone que es apoyarnos. También es justo que anote que el INAEM tuvo el detalle de pagarme un billete a San Juan de Puerto Rico para otro de mis estrenos en aquella ciudad. Mi presencia allí y el impacto que causó mi obra han supuesto que este año estrenaré de nuevo, y en mejores condiciones de producción, en San Juan. Lo cual me hace pensar que de haber podido asistir a los demás eventos, seguramente la proyección de mi trabajo habría crecido también en los otros lugares.
Me pregunto si las instituciones culturales comprenden que estas cosas se proudcen de manera fortuita (uno no sabe nunca cuándo un porductor o una institución extranjeros se van interesar por tu obra) y si alguien en los despachos se ha parado a pensar que poner “plazos” de solicitud de este tipo de ayudas, en vez de ayudar, entorpece; en vez de contribuir a la difución de nuestro trabajo, lo dificulta.
Naturalmente no creo que yo sea un caso único, ni siquiera el más importante, por eso quiero que se sepa que esto está sucediendoa así, mientras los medios airean los tres o cuatro casos que sí tienen apoyo oficial y devoran los presupuestos a los que tenemos derecho todos.
Perdón por este largo post y gracias de nuevo por tus propuestas. Espero que se escuchen
Hola! Primera vez que entro en esta página, y me decido ya a escribir un comentario, pues me siento directamente afectada, al ser una de esas funcionarias ajenas al sector que tienen que lidiar con la política cultural en el exterior. Me gustaría hacer unas matizaciones:
En primer lugar, los diplomáticos somos cada vez menos en la acción cultural exterior, ya hace tiempo que se nos han ido recortando las competencias, supuestamente en beneficio de personas “no ajenas” en los Institutos Cervantes y la red de Centros Culturales… Yo personalmente prefiero un modelo de gestión que utilice en su mayor parte a funcionarios y sólo en casos concretos a contratados “digitales” (que tienen sentido para puestos muy visibles), y no habiendo un cuerpo de “gestores culturales del Estado” , no creo que sea un tema muchas veces de las personas que hacen el trabajo (y en lo que respecta a los funcionarios en las Embajadas que aún hacemos labor cultural, normalmente compartiendo competencias culturales con otras muchas (políticas, administrativas, consulares), con escaso personal y escaso presupuesto, puedo asegurarte que somos mucho los que le ponemos ilusión y empeño en sacar el máximo provecho a los recursos disponibles), sino más bien de las instrucciones que se reciben.
Y ahí voy a romper una lanza por la Agencia: las instrucciones de la AECID han sido bastante claras y completas en los últimos años: insisten en la labor de promoción de la cultura española y de sus industrias, se cuenta con programas y subvenciones concretas, e incluyen una oferta muy variada de actividades que pueden solicitarse desde las sedes, y que en algunas regiones resultan muy útiles (es fácil encontrar a artistas para viajar a América Latina, no tanto para desplazarse a África…). También ha propiciado una estrategia, el Plan de Acción Exterior aún está en sus inicios, pero tiene muchas posibilidades.
Es mi rutina diaria buscar el modo de que los festivales de cine de mi zona incluyan películas españolas, para que compañías locales estrenen obras de teatro españolas (actuales y clásicas), para que museos y galerías exhiban obras de nuestros artistas, se apoya a formadores españoles para que impartan cursos (y así promocionar nuestra forma de trabajo)… No sé cuál qué pasó exactamente con mis colegas en la Embajada en Londres o del Instituto Cervantes en tu caso, pero puedo asegurarte que todos los que trabajamos en mi zona, también tenemos una rutina diaria de recibir a artistas españoles para asesorarlos y ponerlos en contacto con personalidades locales (esos famosos cócteles de las Embajadas, que mucha gente cree sólo sirven para probar nuevos modos de confección de canapés, son muchas veces el modo para que nuestros artistas y gestores puedan conocer a algunas de sus contrapartes en otro país…)… y se pagan muchos billetes de avión, que leo en el comentario anterior que se le denegó a alguien, pero para muchas oficinas culturales, un simple billete de avión puede significar el 20% o más de su presupuesto anual, por lo que miran mucho aceptar pagarlos: ¿qué es más importante, asegurar que una obra española se estrene, o pagar el billete al autor? La respuesta varía en cada caso… Además España ha iniciado un modelo cultural exterior alejado de los británico y francés, muy colonialistas en la práctica en algunas regiones, buscando promocionar no sólo la cultura propia, sino también propiciar intercambios, caminos de ida y vuelta… la idea, por ejemplo, no es sólo que se vendan libros de una editorial española, o que vengan compañías españolas a hacer un espectáculo, sino que editoriales locales publiquen obras de españoles, que compañías locales hagan sus propias versiones de nuestras obras.
Estoy muy de acuerdo en que se debe redefinir nuestro modelo cultural en el exterior, sin embargo: hay que definir los objetivos y conceptos (se ha abusado en demasía del concepto de cooperación cultural, en efecto), tratar de evitar duplicidades que sólo hacen aumentar gastos inútiles, coordinarse en el apoyo a las industrias culturales con las empresas, meter quizá todo bajo un sombrero de “marca España”… esas alianzas y colaboraciones internacionales que mencionas, son necesarias, pero para ello es importante coordinarlo todo en una política exterior (y de ahí que no sea absurdo que se haga labor cultural desde una Embajada)…. Pero sobre todo hace falta informar a la sociedad de los costes que conlleva una política cultural exterior de altura… Se pone el ejemplo de Francia, pero justamente Francia lleva ya bastante tiempo de recortes en su red de Alianzas, y en determinadas zonas (América Latina, por ejemplo) su presencia es hoy poco menos que anecdótica… Si queremos presencia en el exterior, eso cuesta dinero, menos del que se cree en realidad si se racionalizan los recursos, pero cuesta. Y para ello, hay que informar al contribuyente, y por eso es que parte de nuestra labor diaria también incluya la difusión, utilizando también nuevos instrumentos como las redes sociales (en eso los estadounidenses nos sacan mucha ventaja, bien podríamos aprender también de ellos).
Estoy de acuerdo por tanto en que hay mucho por hacer, pero estaría bien poner en valor los mimbres con los que partimos de base, que insisto no son tan malos…
Apreciada Bronte,
Lamento mucho que te hayas sentido aludida por mi escrito. Me suele pasar a menudo y se enfadan muchas veces buenos amigos y amigas que trabajan en cultura en las instituciones públicas cuando alguna vez comento el papel de trabajadores públicas en los proyectos culturales. Siempre intento ser muy cauto para no herir susceptibilidades y siempre hablo de “algunos” y no de “todos”. Por supuesto hay funcionarios públicos que realizan de manera ejemplar su trabajo.
Pero el problema no es tanto de personas (actitudes) sino de objetivos, prioridades y, claro está, como comentas, presupuestos. El trabajo que hay que hacer en estos campos es grande y lo tienen que realizar tanto las personas que trabajan en las administraciones públicas como los profesionales de los sectores culturales.
Una cosa más, externalizar, asesorarse, encargar, etc. en la administración pública no significa trabajar por contratos “digitales” (otros ismos que añadiría: “amiguismo”, “clientelismo” o “militancia política”). Todo esto se tienen que desterrar de la vida pública en España, valorando el mérito de los profesionales en concursos públicos abiertos.
Un saludo.
Toni González
Sólo por dar a conocer un poco lo que se hace en promoción cultural en África, os dejo el link de un proyecto en el que trabajé durante dos años http://www.culturadakar.es/
Tiempo para Renovación de Acción Cultural Exterior Española | Cultura es Política – El Blog de Toni González, me ha parecido muy genail, me hubiera gustado que fuese más extenso pero ya saeis si lo bueno es breve es dos veces bueno. Enhorabuena por vuestra web. Besotes.