(publicado originalmente en catalán)
La semana pasada conocí por “filtraciones” a la prensa la grave crisis que estaba atravesando el CoNCA (Consejo de las Artes de Cataluña). A muy pocos meses de su nacimiento y después de tantos esfuerzos y confrontaciones para renovar el modelo de gestión de la cultura de Cataluña parece que este se tambalea, y precisamente por cuestiones internas.
Al introducir este nuevo modelo muchos profesionales de la cultura nos implicamos para desarrollar unas formas de organización que anulasen tantas limitaciones a la democracia que, en particular, arrastran los países latinos. Especialmente el sector cultural se ve muy afectado por el clientelismo político, el amiguismo y la falta de autonomía. El nuevo modelo debía dar capacidad a los artistas y profesionales de las artes para decidir sobre las ayudas públicas y las políticas de desarrollo y difusión de las artes.
El modelo de Consejo de las Artes representa también una nueva manera de tomar decisiones. Este plantea un funcionamiento horizontal y participativo en que los propios profesionales del sector actúan como expertos conocedores de la realidad cultural. Este sistema conocido como “evaluación entre iguales” (peer assessment en lenguaje internacional) pretende que el funcionamiento de los Consejo de las Artes sea más democrático y escape de personalismos y decisiones unipersonales.
La crisis del CoNCA, según comenta mayoritariamente la prensa, ha sido debida al enfrentamiento de los Consejeros contra un Presidente tildado de “autoritario” y “presidencialista”. Este Presidente Xavier Bru de Sala ha sido rechazado mayoritariamente por 10 profesionales de la cultura y las artes de larga trayectoria y reconocido criterio profesional y, este hecho, no se puede dejar de lado actuando de la forma tan catalana de “la ropa sucia se limpia en casa”. De ninguna manera, este tema es fundamental para avanzar en los comportamientos democráticos de las personas y, especialmente, del sector de la cultura.
Hoy el problema de la credibilidad de nuestras instituciones no está tanto en las leyes como en la “actitud” de las personas acomodadas a los estilos de los clanes jerárquicos. Como si necesitáramos la tutela de la autoridad para decidir nuestro destino sin pelearnos. Es al contrario, son las imposiciones de los autoritarios lo que nos lleva a tener que pelear.
La solución al problema del CoNCA es evidente y así la ha tomado de manera valiente la mayoría del Consejo de las Artes de Cataluña. Este señor tenía que dimitir y dar paso a un funcionamiento colegiado, consensuando las principales decisiones entre todos sus miembros. A partir de ahora el Consejo debe seguir trabajando en los temas que preocupan e invertir la crisis en una oportunidad para profundizar más en el modelo que todavía está prácticamente por descubrir.
Parece mentira que en un momento de la historia en que los humanos nos comunicamos y participamos de manera horizontal en redes globales todavía haya personas (y otras que les dan apoyo) que no entiendan que el mundo evoluciona en otra dirección. Ahora mismo oigo en la radio referencias a la famosa fase del ex vicepresidente del Gobierno español Alfonso Guerra cuando dijo “quien se mueva no sale en la foto”. Este personal autoritario debería aprender a demostrar su liderazgo convenciendo de la bondad de sus propuestas y no imponiéndose utilizando un autoritarismo caduco.