Publicado originalmente en La Coctelera el 12-Noviembre-2008
Por lo que se ve, los planes de rescate ante la crisis únicamente van a ir dirigidos a salvar la vida de los bancos y de las empresas de la “economía real”. Según dicen, debería de ser suficiente para que en el plazo más corto de tiempo podamos volver a gozar de altos niveles de empleo y de bienestar económico. Por otra parte, una afirmación recurrente estos días en los diarios es que a España le costará salir de la crisis por su bajo nivel de productividad. Evidentemente los gobiernos van a empeñarse en mejorar la productividad de las empresas y salir pitando de la crisis.
Ante tal panorama, ¿qué papel le quedara por jugar a la cultura y a los sectores artísticos? Mirando los periódicos y declaraciones, parece ser que ninguno. No va a haber ningún plan de rescate para los artistas, ellos no contribuyen al desarrollo de la actividad financiera y económica. La cultura y los artistas, una vez más, quedarán relegados de los grandes programas y decisiones que afectan al conjunto del país.
En esto, como en otras tantas decisiones que han llevado a esta situación, las fuerzas vivas de la economía y la política se equivocan. Para salir de la crisis hay que contar con los artistas y la cultura y poner en marcha un gran plan de rescate cultural de igual manera que se hace con los sectores financieros y productivos. Pero, veamos, ¿cómo se justifica un plan de rescate para la cultura?
Como bien se dice, España saldrá más rápidamente de la crisis si mejora la productividad de las empresas pero, hace falta añadir que el mal de este país, además, es su falta de innovación. El capitalismo que surja de la crisis será el capitalismo de la creatividad y la innovación. Ya no bastará con producir, habrá que hacerlo aplicando nuevos modelos y sistemas que desarrollen productos y servicios que vayan más allá de los conocidos. En este ámbito, los artistas contemporáneos son las personas necesarias para dotar al tejido productivo de la capacidad de imaginar sin límites, paso previo para que las empresas puedan innovar.
Actualmente, una política inteligente de gobierno es apostar decididamente por la cultura y proponer planes de rescate para que los artistas puedan seguir trabajando. Esto se deberá llevar a cabo desarrollando nuevas políticas culturales que sitúen el artista en el centro y que fijen como objetivo el desarrollo de la creación y una nueva manera de entender la difusión artística. Porque, esto sí, el artista deberá involucrarse íntimamente con la sociedad y compartir con ella su capacidad creativa.
Los Consejos de las Artes, por su conocimiento, independencia y transparencia, son los organismos adecuados para desarrollar estas políticas culturales de nuevo cuño. En este sentido, es todavía más urgente que el de Catalunya se ponga a trabajar inmediatamente y se le dote del presupuesto suficiente para realizar esta tarea.
El ejemplo más sonoro de plan de rescate cultural se dio en Estados Unidos durante la gran depresión del 29. El New Deal impulsado por Franklin Roosevelt para salir de la crisis dio trabajo a decenas de miles de artistas para enseñar en las escuelas, pintar en edificios públicos, engrosar orquestas o grupos de teatro. Entre muchos otros, Jackson Pollok, Mark Rothko, Orson Welles o Aaron Copland realizaron sus trabajos gracias al New Deal.
Aunque el caso americano estaba orientado a la contratación y el empleo, en la actualidad las prioridades han cambiado y, por supuesto, sin renunciar al empleo, habrá que tener en cuenta la cultura y las artes para avanzar de lleno en una nueva economía creativa. En línea con los países más desarrollados, con estos con los que Zapatero quiere ir de la mano para renovar el sistema capitalista, los planes de rescate de la cultura deberán de ser elementos ineludibles de los programas para salir de la crisis.